Aprender a pensar


 Ignacio C.M.  Massun

Para estudiar bien es necesario pensar bien. Pensar no es sólo comprender lo que está frente a nosotros sino asociar, comparar, imaginar y crear. Es encontrar soluciones nuevas a nuevos problemas.

Muchas veces escuchamos decir "Lo que pasa es que los alumnos no saben pensar", y entonces nos preguntamos: ¿Alguien les enseñó a hacerlo?

Algunas personas tienen una innata facilidad para pensar fructíferamente. Son las personas que llamamos "talentosas" o "muy inteligentes". La mayoría, en cambio, debe desarrollar esa capacidad con ejercicio. Lo fundamental no es la facilidad innata sino el interés que la persona tenga en aprender a pensar y el es fuerzo que dedique a esa tarea.

Conocer algo sobre qué es el pensamiento y cómo se puede desarrollar es importante ya que la única manera de aprender a pensar es, precisamente, pensando. El comenzar a desarrollar pensamientos autónomos y creativos ayudará a vencer hábitos de inercia intelectual que están muy arraigados en las personas. Comenzar a pensar por sí mismo puede convertirse en una apasionante aventura, y, una vez iniciado, es un proceso que se impulsa a sí mismo.

Parecería que estudiar es una excelente oportunidad para pensar. A primera vista podríamos creer que los estudiantes son personas que piensan mucho, que cuanto más estudios tiene una persona más piensa. Experiencias realizadas han mostrado lo contrario: pensaban más y mejor las personas que menos instrucción tenían. ¿A qué se debe este extraño fenómeno? Sencillamente a que los estudiantes se acostumbran a ser repetidores de pensamientos ajenos. Estudian lo que otros han descubierto o han pensado y lo repiten mecánicamente. Cuando tienen un problema recurren a esos conocimientos o a los libros donde están "todas las respuestas". Parecería que el que sabe mucho nunca debe pensar por sí mismo porque conoce todo lo que hay que saber, o sabe donde encontrar la solución adecuada sin ningún esfuerzo. Las personas sencillas, ignorantes, en cambio, "no saben las respuestas" a muchos problemas, ni saben donde encontrarlas y entonces no tienen más remedio que inventar las soluciones, imaginar las res- puestas. Que esto ocurra es terrible: El estudio puede convertirse en la excusa para no pensar.

Con el avance de la tecnología cada día se hace más fácil acceder a la información. Antes de la invención de la imprenta para estudiar y conocer las ciencias había que escuchar a los sabios o leer valiosísimos libros escritos a mano. Sólo unos pocos tenían acceso a tales conocimientos. La imprenta convirtió a los libros en algo accesible a todos. Hoy los computadoras ponen al alcance de la mano, con sólo apretar una tecla, la información de cien bibliotecas, todo frente a nuestra vista y sin ningún esfuerzo. ¿Significará esto que el hombre no necesitará pensar más? Todo lo contrario. Ya no será necesario memorizar tanta información, pero cada día será necesario desarrollar más la inteligencia, la capacidad pensar bien, para encontrar respuesta a problemas que hace años ni siquiera imaginábamos.

Si yo creo que estudiar es recibir información, analizarla y recordarla para poder reproducirla cuando sea necesario, estoy haciendo el trabajo de una máquina. Me estoy degradando. Estudiar es mucho más. Debo comenzar a pensar por mí mismo. Cuando leo que un autor dice algo, esta afirmación debe llevarme a pensar otras posibles respuestas, o a plantearme nuevos interrogantes. El estudio no debe ser la excusa para no pensar sino, por el contrario, la ocasión para lanzare a la aventura del pensamiento.

La ausencia de pensamiento

No pretendemos en estas breves líneas agotar un terna tan amplio como el del desarrollo del pensamiento, pero intentaremos dar algunas ideas que ayuden a descubrir todas las posibilidades que están latentes en tu interior. Conviene comenzar reconociendo que la "ausencia de pensamiento" es una enfermedad muy frecuente entre los estudiantes. Veamos cuáles son los síntomas de esta enfermedad:

1. Dogmatismo: Una persona dogmática es aquella que se aferra a ciertas afirmaciones que son para ella "dogma", es decir verdades indiscutible, sobre las que todo pensamiento es inútil. Los dogmas no necesitan demostración ni pueden ser demostrados. Todos los hombres tienen algunos dogmas. Ser dogmático, en cambio, es hacer dogma de todo lo que se sabe o cree. La persona dogmática aparenta una gran seguridad, afirma categóricamente lo que cree.

2. Inseguridad: En apariencia un individuo inseguro es muy diferente de otro dogmático, sin embargo ambos son las dos caras de una misma moneda. El que se comporta dogmáticamente demuestra inseguridad: teme que una discusión sobre sus afirmaciones demuestre que no son ciertas o que él no sabe defenderlas. Otros sin ser dogmáticos se muestran extremadamente inseguros de todo lo que dicen.

3. Rigidez: Las personas que no piensan son muy rígidas en sus razonamientos. No están dispuestas a discutir ni variar de posición.Al no pensar no tienen cómo cambiar sus respuestas. Son autómatas que tienen un "libreto" o que están "programados".

4. Reducción de la realidad, extremismo: Las personas que no piensan suelen reducir la realidad a cosas simples. Todo es blanco o negro, nada gris. Buscan soluciones extremas y no pueden imaginar soluciones intermedias. Los demás o son cuerdos o dementes, culpables o inocentes, sanos o enfermos. Se resisten a pensar que pueda haber personas, ideas u objetos que no puedan ser etiquetados en sus simplistas esquemas.

5. Temor a lo nuevo: La persona que no piensa puede resistirse a admitir lo novedoso. Convierte en sagrado lo conocido y rechaza toda innovación. Descartar algo conocido para reemplazar lo, requiere evaluar las ventajas y los inconvenientes, comparar, valorar. Quien no piensa suele rechazar sin más todo cambio.

6. Impulsividad: A veces la persona que no piensa actúa por impulso. Ve algo y lo adopta sin más. Ante una duda o un problema toma instantáneamente una decisión pero no puede explicar por qué.

7. Superficialidad: La persona que no piensa conoce sólo las apariencias de las cosas, sólo aquello que sobresale a simple vista. Jamás se detiene a buscar el fondo de los problemas, se queda con sus manifestaciones más evidentes y elude las explicaciones pro fundas.

8. Dependencia: El que no piensa trata de basarse en la autoridad de otro. Si alguien refuta lo que dice contestará "está en el libro" "lo dijo el profesor" pero no sabrá explicar las razones en las que se basa.

Reconocer cada uno de estos síntomas de la enfermedad nos ayudará a curarnos. Debemos ver cada uno de ellos y desarrollar en nosotros los anticuerpos: No cerrarnos dogmáticamente. No esconder nuestra inseguridad en un pensamiento rígido. Mantenernos abiertos al diálogo y a la reflexión. No temer a lo nuevo ni aceptar, tampoco, todo lo nuevo porque sí. No ser impulsivos ni superficiales. No depender excesivamente de otras personas sino, por el contrario, confiar en nuestras posibilidades de descubrir la verdad. Necesito desarrollar estas actitudes para avanzar en el camino del pensamiento.

¿Qué es el pensamiento?

El pensamiento es un proceso interior que parte de una duda y trata de llegar a una respuesta adecuada a la misma. Pensar es buscar. Algunas exigencias de la vida son cubiertas de una manera automática recurriendo a los hábitos más o menos inconscientes, otras son suplidas con conocimientos adquiridos y almacenados en la memoria, otras requieren nuestro pensamiento.

Pongamos un ejemplo: Llego a la puerta de mi casa. La puerta está cerrada. Meto la mano en el bolsillo, saco la llave, abro la puerta y entro. Hice todas esas operaciones automática e inconscientemente. Supongamos ahora que no encuentro la llave en el bolsillo porque la perdí. Trataré de recurrir a mi memoria ¿dónde la dejé? ¿Dónde hay otra llave? Si no tengo respuesta en mis recuerdos, debo comenzar a pensar cada vez más. ¿Cómo hago para entrar sin llave? ¿Busco un cerrajero? ¿Trato de entrar por la ventana? ¿Le pido permiso a un vecino y entro por los fondos?...

Los automatismos y los conocimientos guardados en la memoria se convierten a veces en obstáculo para el pensamiento. Cuando estudiamos nos acostumbramos demasiado a pensar que debemos saber lo que está en el libro, que estudiar es recordar, que los problemas que estudio han sido resueltos hace mucho y que no necesito buscar nada porque las respuestas ya existen. Siempre tennemos la llave en el bolsillo o sabemos a quien pedirle otra. Jamás nos detenemos a pensar cómo entrar sin llave.

Para desarrollar el pensamiento debemos "tirar la llave" de vez en cuando. Cuando un autor plantea un problema no nos apresuremos a ver cómo lo resuelve. Tratemos de encontrar posibles respuestas y luego confrontémoslas con las que da el autor. Ejercítalo ahora mismo. Cierra este libro y trata de responder a esta pregunta: ¿Qué consejos pueden darse para desarrollar el pensamiento?

Este hábito de buscar respuestas por mí mismo me dará sorprendentes resultados en la vida como estudiante, pero, fundamentalmente, me abrirá a un mundo nuevo: el mundo del pensamiento. El desarrollo del pensamiento en la etapa de estudiante puede modificar mucho la manera de ser y de actuar a lo largo de toda la vida (Si me queda alguna duda puedo volver a leer los síntomas de la ausencia de pensamiento y ver en qué medida hay personas que los sufren y otras que manifiestan todo lo contrario).

El proceso del pensamiento

Desde la antigüedad se descubrió que el pensamiento tenía dos caminos o métodos: Inductivo y deductivo.

1. Método inductivo: Consiste en observar una serie de fenómenos para llegar a una conclusión general. Parte de lo particular para llegar a lo general. Si caliento un trozo de hierro y se dilata, y otro trozo de hierro y ocurre lo mismo; si luego experimento que lo mismo pasa con el cobre y con los demás metales, puedo expresar una fórmula general: "El calor dilata los metales". Tal es un típico pensamiento inductivo. Para pensar de esta forma lo que debo hacer es observar la realidad, los fenómenos que se presentan y descubrir en ellos las "leyes".

2. Método deductivo: Es el que permite descubrir algo deduciéndolo de verdades conocidas. Es el camino contrario del anterior: parte de lo general a lo particular. Si yo sé que "el calor dilata los metales" y sé que "este objeto es metálico" puedo afirmar "si lo caliento se va a dilatar". Hay toda una ciencia (la "lógica formal") que enseña cómo sacar conclusiones correctas por el método deductivo.

Algunos procedimientos para pensar mejor

Brevemente trataremos de ver algunas herramientas que pueden ser útiles para pensar. No pretenden agotar el tema pero pueden ser de utilidad. Son procedimientos mediante los cuales actúa el pensamiento tanto de manera inductiva como deductiva:

1. Observación: Observar no es sólo mirar, ni siquiera captar algo con los cinco sentidos. Es comprender. Es estar frente a frente con el objeto y tratar de incorporarlo a nuestra experiencia. Ser un buen observador es la primera condición para pensar bien. La observación puede ser totalmente intelectual: estar frente al problema y tratar de conocerlo, abarcarlo, comprenderlo plenamente.

2. Comparación: Comparar es descubrir semejanzas y diferencias. Muchos alumnos lo olvidan y piensan que comparar es definir dos cosas diferentes. Si se pide: compare "Z" con "X", dicen: "Z" es... y la definen "en cambio" "X" es... y definen el otro elemento. Dos definiciones seguidas de la fórmula mágica "en cambio" no hacen una comparación. Si deseo comparar debo buscar lo que ambas cosas tienen de semejante y lo que las diferencia. La comparación es una operación de pensamiento de suma importancia. No sólo me sirve para captar la relación existente entre dos objetos sino también para comprender mejor cada uno de ellos. Buscar semejanzas y diferencias me ayudará a hacer más profunda y precisa mi observación. Cuando estudio no debo esperar que el profesor o el libro hagan comparaciones o me exijan hacerlas. Debo realizarlas por mí mismo. Cuando estudio dos objetos que tienen algo en común, compararlos me ayudará a conocerlos mejor, a no confundirlos y a comprender las relaciones que entre ambos se pueden establecer.

3. Relacionar: Un mecanismo muy importante del pensamiento es la asociación. Los diferentes pensamientos se asocian naturalmente entre sí. Oímos un nombre y lo asociamos con una persona, una fecha con un hecho, un lugar con una batalla. El pensamiento avanza mediante estas relaciones. Cuando relacionamos entre sí diferentes objetos a veces lo hacemos caprichosamente. A lo mejor al escuchar una canción nos acordamos del primer día que la escuchamos, otras veces ni siquiera sabemos porqué asociamos dos cosas diferentes. En la actividad intelectual debemos usar en nuestro provecho esta capacidad para captar las relaciones que existen entre los diferentes objetos que estudiamos. Algunos alumnos no saben relacionar entre sí los diferentes conocimientos que adquieren y esto demuestra ausencia de pensamiento. Cuando descubrimos una serie de verdades debemos reconocer la manera en que se relacionan, o sea la estructura general de lo que estamos analizando. Algunos alumnos estudian ésta y aquella batalla con gran precisión, pero no prestan atención al plan estratégico que los generales trazaron; estudian y conocen la vaca, el camello y la ballena pero no saben qué es un mamífero. Captar las relaciones existentes entre los diversos conocimientos es una manera de ampliar el panorama y eso ayuda al desarrollo del pensamiento.

4. Clasificar: Agrupar en clases, en grupos y subgrupos los objetos que estudio, me ayuda a comprenderlos. Si he observado y comparado y he captado las relaciones existentes entre diferentes. ideas u objetos puedo clasificarlos. Las clasificaciones deben respetar las características propias de los objetos y deben ser útiles. Si clasifico los personajes de un período histórico por el orden alfabético de sus apellidos esa clasificación es de escaso a nulo interés. Mucho más útil será clasificarlos cronológicamente o por países.

5. Buscar el opuesto: A veces un problema se puede comprender mejor y la solución recién se encuentra cuando buscamos lo opuesto. Para definir la maldad puede ayudarnos pensar qué es la bondad, si tenemos que hablar de la mentira debemos reflexionar sobre la verdad.

6. Definir por el absurdo: A veces llegamos a descubrir la verdad comprobando que cualquier otra respuesta conduciría a resultados absurdos. Podemos demostrar la necesidad de que exista en toda comunidad una forma de gobierno imaginando qué ocurriría en una sociedad sin gobernantes.

7. Subdividir los problemas: Muchas veces un problema parece insoluble hasta que descubrimos que está formado de unas serie de "sub-problemas". Descubrir los diferentes problemas que tenemos que enfrentar nos permite ir encontrando respuestas para cada uno, con lo que el problema general quedará solucionado. Si yo ando mal en el estudio no puedo encontrar respuesta a este problema hasta que descubro que se trata de muchos sub-problemas: no estoy motivado, no sé tomar apuntes de clases, me distraigo, pierdo el tiempo, no sé pensar, y así sucesivamente. Tomar los problemas de a uno hace la solución posible. Encontrar una res puesta mágica a todo el problema es imposible. [...]

Tomado de Massun , Ignacio, C. M. (1992) .Para estudiar mejor.  Buenos Aires : Editorial Métodos.

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