Pensando sobre el pensar

 

El pensador. Auguste Rodin. 1903. París, Francia


María del Carmen Rencoret (*)
(Chile)

John Dewey, filósofo pragmatista de principio de este siglo, afirmó que "enseñar a pensar constituye un objetivo de la educación"; sin embargo, cercano al próximo siglo, los alumnos son aún evaluados por la cantidad de información que son capaces de memorizar.

"Hasta ahora, dice Luis Alberto Machado (Revolución de la inteligencia, 1975, E. Barrel) se han enseñado conocimientos, pero no se ha enseñado a pensar.
 Se han enseñado incluso, dónde y cómo encontrar todo tipo de conocimientos, pero no se ha enseñado la manera de combinar conocimientos para obtener otras ideas.
 Se han enseñado las reglas del pensamiento lógico, pero no se han enseñado las de la producción de pensamientos nuevos.
 Se ha enseñado cultura, pero no se ha enseñado originalidad.
 Se han enseñado los frutos de la inteligencia, pero no se ha enseñado a tener más inteligencia."

Pero... ¿qué es pensar?, ¿qué es la inteligencia? La mayoría de las personas acepta que parece existir un nexo entre la inteligencia y la capacidad de pensar. Por eso parece conveniente al reflexionar sobre una, hacerlo también sobre la otra.

Inteligencia es un concepto que ocupamos corrientemente en el lenguaje diario, de tal forma que pareciera que todos lo tenemos claro y entendemos lo mismo; sin embargo, llegado el momento de definirlo, nadie ha sido capaz de hacerlo a gusto de todos.

Es necesario que los profesores pensemos sobre el pensamiento. ¡Debemos pensar sobre la manera de pensar...!

Tanto en el lenguaje filosófico como en el de sentido común, la palabra "pensamiento" indica un fenómeno psíquico de orden cognoscitivo, y de alguna manera superior al conocimiento por los sentidos.

El pensamiento es el resultado de los actos mentales del pensar y equivale a una construcción mental comienza con la forma particular y personal con que cada uno de nosotros mira la realidad y capta los datos externos, provocando luego una reacción ante esa información.

Y la inteligencia, ¿es capacidad?, ¿hasta qué punto es un asunto genético, y hasta dónde es desarrollable?

Sea cual fuere la posición de cada persona, parece evidente sin embargo, que se necesita un entorno satisfactorio desde la nutrición y el estímulo, para permitirle a la inteligencia el pleno desarrollo de su potencial genético.

La palabra inteligencia viene del latín "intelligentia", "entreligare", unir, unir de nuevo, es decir, RELACIONAR

La inteligencia, afirma Machado: "es una aptidud para encontrar relaciones y para relacionar. Es la facultad de relacionar pensamientos, para producir pensamientos nuevos. La inteligencia es la capacidad de entender relaciones, las que existen entre dos las entes y que puedan llegar a existir." ¿Cómo, entonces, desarrollar la inteligencia? Facilitando y estimulando la forma de establecer relaciones, porque todo es relación y todo tiene relación con todo. En definitiva, "Pensar es relacionar".

Si bien es cierto que no podemos cambiar nuestros genes, podemos hacer mucho res pecto de la destreza operativa con la cual se utiliza la inteligencia.

Se puede aprender a ser inteligente, conociendo, aprendiendo, utilizando y ejercitando medios de relación. El hombre puede desarrollar este constructo de relaciones entre los entes, gracias a su capacidad de conceptualizar, esto es, identificar y desarrollar conceptos. Y, ¿qué son los conceptos?, ¿se aprenden?, ¿se desarrollan?, ¿se enseñan?

Un sinónimo sencillo y simple que podemos trabajar en educación para el término concepto es "regularidad". Los conceptos son regularidades. Regularidades que podemos encontrar en ciertos entes, en ciertos hechos, en ciertas circunstancias a medida que vivimos, que miramos, que observamos, y extraemos características comunes que hacen al ente ser eso y no otra cosa. Por eso es que el concepto se desarrolla y se sigue desarrollando en el tiempo, y al hacerlo se enriquece, y al encontrar diversos modelos de situaciones similares, nuestro concepto de ella crece porque encontramos diferencias progresivas, y al hacerlo nos permite recontextualizarlo íntegra y progresivamente. Por eso nos parece más oportuno considerar que los conceptos se desarrollan a medida que tenemos diferentes experiencias y oportunidades de vida que nos dan la posibilidad de observar esas regularidades. Por ejemplo, el concepto que una persona tenga de río será tanto más rico, cuantos más ríos haya conocido en su vida. Cada río nuevo que conozca le permitirá diferenciar y recontextualizar. Esas observaciones de regularidades en las experiencias serán las que luego relacionaremos con otras experiencias vividas. Esos conceptos serán los que posteriormente podremos conectar con otros conceptos y estableceremos así, un constructo de relaciones con sentido.

Esta concepción de Machado, que visualiza el acto de pensar como una acción de relacionar conceptos, y a la inteligencia como una habilidad para establecer relaciones, es posible complementarla y enriquecerla con la visión propuesta por Guilford, para reconocer dos tipos de pensamiento. Guilford, psicólogo norteamericano, hacia la mitad de este siglo, ocupado de la relación entre inteligencia y creatividad, hizo la siguiente diferenciación entre tipos de pensamiento:

►Pensamiento convergente: Basado en una concepción de la inteligencia analítica, que opera en sistemas cerrados y discurre sobre un problema, siguiendo un camino que conduce a una única respuesta correcta. Es un pensamiento lógico, construido sobre relaciones únicas con carácter dicotómico: estas relaciones son verda deras (ejemplo: 4 + 3 = 7), o bien son falsas (ejemplo: 4+3=6).

 Pensamiento divergente: Ofrece una inteligencia de sistemas abiertos, donde hay varios caminos y más de una respuesta válida. En esta categoría se incluyen, prácticamente, la mayoría de los problemas del diario vivir. Es un pensamiento asociado a la creatividad en que las respuestas son igualmente posibles. Esta capacidad de establecer relaciones no tradicionales, se basa en una capacidad de ver las cosas de una forma nueva, y ver las cosas de una forma nueva requiere previamente de ver las cosas. Debemos entonces, estar conscientes del rol que juega la percepción, como "forma en que cada persona mira las cosas". La particular manera en que cada uno de nosotros mira una situación, determinará cómo podemos posterior mente relacionarla y qué podemos hacer con ella.

La inteligencia hoy se relaciona con una capacidad para razonar y para resolver problemas que exigen análisis y deducción, pero que requiere también de creatividad.

Por eso, la noción de creatividad merece que se le preste especial atención en cualquier análisis general que se haga de las habilidades del pensamiento y de la enseñanza. Los grandes descubridores e inventores han pasado a la historia, precisamente por usar su pensamiento creativo. Sin embargo, aún cuando es interesante y conveniente estar conscientes de esta categorización, en el acto único, multifacético de pensar, se funden las relaciones convergentes con las divergentes.

Nos parece que enseñar a pensar lógica, libre, creativa y autónomamente, constituye un objetivo educativo esencial y legítimo. Pero... ¿se puede enseñar a pensar? Creemos firmemente que sí. Sin embargo, para lograrlo, no basta decirle al alumno que piense. Es preciso darle oportunidades de hacerlo, sin que exista una receta mágica, proporcionándole actividades que lo hagan pensar. Cada maestro, en su clase, cada profesor, en su asignatura, tiene hoy ese gran desafío.

¡Es una aventura que vale la pena intentar...!

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(*) María del Carmen Rencoret es Profesora de Matemática. Licenciada en Ciencias de la Educación. Docente de la  Facultad de Educación Pontificia Universidad Católica de Chile.
Recomendamos los siguientes textos de su autoría:
Simón enseña a pensar. Editorial Andrés Bello.
Simón y los números. Editorial Andrés Bello.
Simón escribe los numerales. Editorial Andrés Bello.
Mateo te ayuda a aprender. Editorial Andrés Bello.


Tomado de:  LA OBRA. Revista de educación. La educación del pensamiento. № 7. Julio 1995. Buenos Aires : Ediciones La Obra.S.A.



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