La educación del pensamiento.



 Laura Alejandra Etcheverry. 
Prof. de Filosofía y Ciencias de la Educación. 
Alfredo Raúl Palacios.
 Prof. de Filosofia y Ciencias de la Educación.

A si como una señora "modernosa" con ideas anticuadas se mantiene informada acerca de las ideas nuevas para no desmerecer en las conversaciones de salón, declarando compartirlas pero rechazándolas en la práctica, así la vieja escuela, después de la moda de los conjuntos y el estructuralismo y en pleno auge de la interdisciplina, descubre la educación del pensamiento.

Entonces este tema recorre la ciudad, invade las páginas de las revistas escolares, se hace sujeto obligado en conversaciones de congresos, conferencias y simposios y es analizado concienzudamente por los especialistas en educación.

Una vez más, una nueva propuesta, un nuevo punto de vista educativo anda suelto y corre el riesgo de terminar encarcelado en un programa escolar por unidades temáticas, antes de haber podido comprobarse si es eficaz o si no lo es.

"La educación del pensamiento" no es una asignatura, sino una idea madre a partir de la cual se estructura toda una escuela nueva.

La actividad que se propone para que el niño realice está alimentada por la instrumentación y dirigida a formar conductas de pensamiento que puedan operar sobre cualquier contenido temático. Por que la educación del pensamiento no está basada en los temas, sino en las actitudes; no depende de la materia, sino del método. Lo único que en algún sentido debemos enseñar a nuestros alumnos es a aprender.

No se pretende realizar aquí una exposición exhaustiva sobre el pensamiento humano. Sólo intentamos mostrar que se llega al conocimiento intelectual por las vías de las asignaturas, los temas o las materias, considerándolas como medios, no como fines. Subordinar los contenidos de las asignaturas escolares no significa excluirlos, sino disponer de ellos como soportes sobre los cuales girará el quehacer educativo. La aventura del conocer debe desarrollarse en el alumno como experiencia viva, no como pasiva asimilación de lo que otros "dictan". Conocer es, en principio, abarcar, distinguir, separar, relacionar y aplicar.

No se puede hablar del pensamiento ateniéndose sólo a una disciplina, porque el pensamiento es codisciplinar o, si se prefiere, interdisciplinario. No existe la educación del pensamiento como disciplina intermedia respecto de todas las demás, sino como una manera de pensar, un modo o método de pensamiento que engarza a todas las otras disciplinas.

El resultado de una educación en o por el pensamiento activo es la formación intelectual en su más propio y riguroso sentido. En definitiva, sólo se forma intelectualmente al alumno cuando se le enseña a pensar por sí mismo. Y lo pensará por sí mismo cuando elabore una cosmovisión y sepa enfrentarse intelectualmente a la realidad.

Las propuestas educativas, en la mayoría de los casos, no consideran ni contemplan, ni analizan, ni dicen cuándo ni cómo logra el alumno la formación instrumental previa que le facilitará el posterior acceso al conocimiento. La construcción del conocimiento tiene como prerrequisito el prolijo uso de las herramientas intelectuales. Y esto: ¿la escuela lo propone?, ¿lo cultiva?, ¿lo brinda?, ¿lo dicta?, ¿lo enseña?, ¿sabe que existe?

Dice Jerome Bruner: "Creo que fue Dante quien comentó que el mal artesano odia sus herramientas. Me inquieta comprobar que haya tantos estudiantes que detestan dos de las principales herramientas del intelecto: las matemáticas y el consciente despliegue de su lengua materna en forma escrita, medios para ordenar las ideas sobre las cosas y las ideas sobre las ideas. Espero que en el futuro daremos la consideración debida a la tarea de hacer que estos instrumentos sean más agradables. Tal vez la mejor manera de lograrlo estribe en hacerlos más eficaces en manos de quienes los utilizan".

👉 Se hace imprescindible un verdadero proceso de alfabetización matemática (aprender a leer y a escribir en matemática),  equivalente al de la adquisición de la lengua materna (aprender a leer y a escribir en castellano).

La matemática para la educación del niño

Si aceptamos que el aprendizaje consiste, esencialmente, en hallar un ajuste apropiado entre lo que exige la estructura de la materia por aprender y la estructura del pensamiento del alumno, la educación matemática del niño deberá tener en cuenta ciertas etapas que la caracterizan: juego libre, juego reglado, búsqueda de regularidades que terminan con el logro de una abstracción. Naturalmente, el niño no estará todavía en disposición de utilizar esa abstracción. Antes de tomar conciencia de una abstracción necesita un proceso de representación. Es ésta la que le permitirá hablar de lo que ha abstraído, observarlo desde fuera, salir del juego o del conjunto de juegos, examinarlos y reflexionar sobre ellos. Una de esas representaciones puede ser un conjunto de gráficos, un diagrama de Venn o cualquier otra representación visual o incluso auditiva. Representar es el paso que le permitirá examinar, observar, para luego describir. Para describir, evidentemente, se necesita un lenguaje. Pues bien: se requiere ahora inventar un lenguaje y dar la descripción de la representación a partir de ese lenguaje inventado.

La "apropiación" por el niño de un sistema de escritura es un proceso cognitivo y no la adquisición de una técnica o de una habilidad. El acceso del niño al lenguaje matemático debe promoverse respetando las etapas del aprendizaje, contemplando especialmente que no se convierta en una mecánica de memorización de palabras que no tengan para él sentido alguno.

👉El docente debe comprender que al enseñar matemática le toca en suerte también la lengua materna. 
En la actividad matemática el lenguaje específico se presenta desde el principio como un obstáculo terminal. Esto debe preocupar al maestro. Es necesario construir un puente entre los lenguajes castellano y matemático y hacer transitar el puente a diario.

La  formación del niño lectoescritor

En la escuela, los chicos deben aprender a hablar hablando (el educador debe aprender, en cambio, a callar, escuchar, anotar, encontrar intereses, proponer, organizar), a escribir escribiendo, partiendo de los hechos y proyectando la narración (o el experimento, o la poesía, o la pieza teatral, o el guión de un filme, o la forma polinómica de un número u otra cosa) teniendo en cuenta al interlocutor, a fin de que el texto resulte conceptual y lingüísticamente comprensible.

La escuela debe estimular las capacidades de cada niño en un trabajo hecho conjuntamente que es observación de la realidad, lectura y discusión de los datos recogidos con las investigaciones, formulaciones de hipótesis y consiguientes verificaciones, estudio crítico de todo lo que interesa a los niños cuando, con el ejercicio de la creatividad, comienzan a "ver" con la mente el mundo que les rodea, a leer el grande y siempre nuevo libro de la naturaleza y de los hombres. Es lo contrario de lo que se hace en nuestra vieja escuela de la repetición y la verborragia, de las calificaciones en rojo o en azul, del "satisfactorio" o del "muy satisfactorio" y de otras yerbas del "ridículum vitae" escolar.

Ver con los ojos de la mente y darse cuenta de las relaciones entre las cosas, de la causas y de los efectos, de cómo funciona el mundo, comenzando por la lengua que utilizamos.

Dice Néstor Otero, desde su Blanca Bahia:

"Educación-educarse es pasar de un lenguaje a otro para ligar códigos por escritura y lectura sucesivas con las que se producen textos que permiten ir hacia otros textos.
 "La lectoescritura es un proceso semiológico por el que se comprende un texto para construir otro. Los textos sobre los que opera la lectoescritura pueden ingresar por cualquiera de los sentidos. Todo lo que está expuesto puede transformarse en texto. La lectoescritura es una acumulación de actividades que cumple el sujeto desde la libertad de un ángulo peculiar: comprender, sintetizar, traducir, construir, transcribir... La lectoescritura es un trabajo, quizás el trabajo escolar por excelencia."

A nuestro entender, el niño formado como lectoescritor leerá un mapa, un texto matemático, una ecuación, un cuadro, un filme, una melodía, un poema. Porque la lectoescritura es la función continua que ejerce el hombre en la construcción de su historia, para producir cambios favorables a su situación cultural. Ser culto es analizar los acontecimientos personales de la propia vida, es saber contemplar el mundo en torno a uno mismo, los parques, las calles, los hechos, los seres que nos rodean. Es saber apreciar un cuadro una música y es, sobre todo, leer, leer mucho.

La cultura es ciencia, pero ante todo, manera de ser. "No se enseña lo que se sabe, sino lo que se ES" (Jean Jaurès).

-Serie Eureka-

Tomado de:  LIMEN. Revista de actualización docente. Segunda época. Año 2 № 5. Agosto 1993. Buenos Aires : KAPELUSZ.


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Comentarios

  1. Excelentes conceptos! Queridos Laura y Alfredo, cuanto más tiempo pasa -y pasó tanto tiempo que a veces parece otra vida, o un sueño- más me doy cuenta de lo importantes que fueron para enseñarnos a aprender por el resto de nuestras vidas. Siempre gracias por la pasión por enseñar, un abrazo.

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