M. C. Escher. Autoretrato. 1948 |
►SUEÑA ALONSO QUIJANO
Sueño de alfanjes y de campo llano
Tomado de Borges, J.L. (1974). Obras Completas. Buenos Aires: EMECÉ .
“El Bibliotecario” de Giuseppe Arcimboldo, 1566 |
—¡Bueno! Ambos eran personajes muy desagradables... —aquí se detuvo con cierta alarma, al oír algo que sonaba como el bufido de una gran máquina de vapor en el bosque próximo, aunque temió que se pareciera más al de una bestia salvaje—. ¿Hay leones o tigres por acá?—preguntó temerosamente.
—Ven a verlo!—gritaron los hermanos. Cada uno tomó una mano de Alicia y la condujeron adonde el Rey dormía.
—¿No es un espectáculo amoroso?—dijo Tweedledum.
Honestamente, Alicia no podía decir que lo fuera. El Rey tenía puesto un gran gorro de dormir rojo, con una borla, y yacía acurrucado en una especie de montón informe, roncando vigorosamente... "Como si fuera a despedir su cabeza en un ronquido", según señaló Tweedledum.
—Ahora está soñando —dijo Tweedledee—. ¿Y con qué crees que sueña?
—Nadie puede saberlo—dijo Alicia.
— ¡Vaya! ¡Sueña contigo! —exclamó triunfal Tweedledee, batiendo palmas— .Y si dejara de soñar contigo, ¿dónde supones que estarías?
—Donde estoy ahora, por supuesto —dijo Alicia.
—¡No! —replicó desdeñosamente Tweedledee—.No estarías en ningún lado. ¡Sólo eres algo en su sueño!
—Si el Rey fuera a despertarse —agregó Tweedledum—, te esfumarías... bang!... ¡como la llama de una vela!
—¡No me esfumaría! —se indignó Alicia. Además, si yo sólo soy algo en su sueño, ¿qué son ustedes, quisiera saber?
—Idem —dijo Tweedledum.
—¡Idem, idem!—gritó Tweedledee.
Tan fuerte lo gritó, que Alicia no pudo evitar decir: —¡Chist! Temo que lo despertarán si hacen tanto ruido.
Tomado de Carroll, L.(1968) A Través del Espejo. Buenos Aires: Editorial Brújula
►LA PRUEBA
Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño, y le dieran una flor como prueba de que había estado ahí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano. . . ¿entonces qué?
S. T. Coleridge
►EL SUEÑO DE CHUANG -TZU
Chuang-Tzu soñó que era una mariposa y no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre.
Hebert Alien Giles: Chuang-Tzu
►EL CUENTO SOÑADO
¿... Y si, como yo soñé haber escrito este cuento, quien lo lee ahora simplemente sueña que no lo lee?
Alvaro Menén Desleal: Cuentos breves y maravillosos
►DE SUEÑO
—No soy un hombre real. No soy un hombre como los otros, un hombre con huesos y músculos, un hombre generado por hombres. Yo soy —y quiero decirlo a pesar de que tal vez no quiera creerme— yo no soy mas que la figura de un sueño. Una imagen de Shakespeare es, con respecto a mí, literal y trágicamente exacta: ¡Yo soy de la misma sustancia de que están hechos los sueños! Existo porque hay uno que me sueña, hay uno que duerme y sueña y me ve obrar y vivir y moverme y en este momento sueña que yo digo todo esto. Cuando ese uno empezó a soñarme, yo empecé a existir; cuando se despierte cesaré de existir. Y soy una imaginación, una creación, un huésped de sus largas fantasías nocturnas. El sueño de este uno es tan intenso que me ha hecho visible incluso a los hombres que están despiertos. Pero el mundo de la vigilia no es el mío. Mi verdadera vida es la que discurre lentamente en el alma de mi durmiente creador.
Giovanni Papini
Tomado de Valadéz, E. (1976). El libro de la imaginación. México: Fondo de cultura económica.
►SHERLOCK HOLMES por Jorge Luis Borges*
Idéntico es el caso de Adán y de Quijano.
Está hecho de azar. Inmediato o cercano
lo rigen los vaivenes de variables lectores.
y que muere en cada eclipse de la memoria
de quienes lo soñamos. Es más hueco que el viento.
Ese hombre tan viril ha renunciado al arte
de amar. En Baker Street vive solo y aparte.
Le es ajeno también ese otro arte, el olvido.
y que trató, nos dicen, de matarlo. Fue en vano.
El hombre solitario prosigue, lupa en mano,
su rara suerte discontinua de cosa trunca.
la amistad de aquel otro, que fue su evangelista
y que de sus milagros ha dejado la lista.
Vive de un modo cómodo; en tercera persona.
ese retiro Hamlet, que muere en Dinamarca
y que no sabe casi nada de esa comarca
de la espada y del mar, del arco y de la aljaba.
diremos de aquel justo que da nombre a los versos
que su inconstante sombra recorre los diversos
dominios en que ha sido parcelada la esfera.
o da muerte en los páramos a un perro del infierno.
Ese alto caballero no sabe que es eterno;
resuelve naderías y repite epigramas.
un Londres que se sabe capital de un imperio
que le interesa poco, un Londres de misterio
tranquilo, que no quiere sentir que ya declina.
el hado o el azar (que son la misma cosa)
depara a cada cual esa suerte curiosa
de ser ecos o formas que mueren cada día.
que es la meta común, nos olvide del todo.
Antes que nos alcance, juguemos con el lodo
de ser durante un tiempo, de ser y de haber sido.
de las buenas costumbres que nos quedan. La muerte
y la siesta son otras. También es nuestra suerte
convalecer en un jardín o mirar la luna.
*Para La Nación - Buenos Aires , domingo 10 de junio de 1984.
Estatua de Sherlock Holmes en Picardy Place, Edimburgo, lugar de nacimiento de Arthur Conan Doyle. |
Chevalier Auguste Dupin, normalmente conocido como C. Auguste Dupin, es un detective de ficción creado por Edgar Allan Poe. Dupin hizo su primera aparición en ”Los crímenes de la calle Morgue” (1841) de Poe, considerado el primer relato policial. Vuelve a aparecer en “El misterio de Marie Rogêt” (1842) y en “La carta robada” (1844).
Dupin no es un detective, pero es descrito como una persona muy interesante y sus motivaciones para resolver los misterios van cambiando a través de los tres relatos. Haciendo uso del raciocinio, combina su considerable intelecto y creatividad ya vista en el nombrado libro, incluso poniéndose a sí mismo en la mente del criminal. Estos talentos están tan desarrollados que parece leer la mente de su acompañante, el narrador anónimo de las tres historias.
Poe creó a Dupin incluso antes de que fuera conocido el término detective. No se sabe a ciencia cierta qué lo inspiró, pero el apellido Dupin parece provenir del inglés duping, engañar o timar. Este personaje sentó las bases para la creación de nuevos detectives ficticios, incluyendo a Sherlock Holmes y Hércules Poirot, y estableció los elementos más comunes del género policial clásico.
Auguste Dupin, realizando una inteligente maniobra, en una ilustración de The Purloined Letter (1844). |
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