Ilustración de Francisco Solé por el Dr. Eduardo Hernán del Busto Cada vez que se critica el valor educativo de la matemática, quienes se proponen subrayar los motivos de su inconveniencia, se refieren a la falta de realidad, al exceso de rigor y a la frialdad mortal de esa disciplina, declarándola del todo o parcialmente inadecuada para el desarrollo espiritual armónico, porque impide el ejercicio de la libertad creadora. Montaigne ha sido terminante: "Un matemático más, un hombre menos", manifestó en un aforismo famoso. Swift, en mordaces discursos, hizo descomunal burla de los matemáticos en ese denso capítulo de su imaginario viaje a Laput, reino de astrónomos, geómetras y calculistas, donde nos los pinta como príncipes de la estolidez, absortos elucubradores de insensateces, ajenos a la belleza, a los goces de la vida y del amor; seres, en suma, horribles y despreciables. Así los describe Swift, el contemporáneo de Newton, poco después de haberse publicado los Principia
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones