¿Qué es la interdisciplina?

 In memoriam  Omar Argerami

 Omar Argerami (del natural por Claudio Columba)

Omar Argerami (1934/1996). Nació en Rosario. Cursó estudios en la Universidad Nacional de la Plata  y se recibió como Licenciado en Filosofía. Especialista en Filosofía medieval.Profesor en la Universidad Nacional de la Plata,en la Universidad Católica Argentina, en la Universidad Católica de La Plata y profesor fundador del Instituto Superior del Profesorado J. N. Terrero de La Plata, ha publicado diversos trabajos en la Revista de Filosofia, en Sapientia y en Documentación critica de Filosofía y Ciencias afines.

¿Qué es la interdisciplina?

Si la formación intelectual constituye uno de los objetivos insoslayables de la educación, la escuela tiene, sin duda alguna, la misión fundamental (aunque no la única) de ofrecer el enfoque sistemático en la tarea educativa de cultivar la mente de niños y jóvenes. Aceptada sin mayores desarrollos la precedente afirmación, como no puede ser de otra manera en este punto, cabe preguntar si y hasta qué punto nuestra organización curricular y didáctica nos permite cumplir con tal finalidad.

Podríamos señalar, como elementos negativos respecto de la formación intelectual (y sin pretender agotarlos), los siguientes:

1) el enfoque predominantemente informativo de los contenidos;

2) la desconexión más o menos completa entre ellos;

3) la dispersión de los esfuerzos y la subsecuente carencia de resultados efectivos;

4) la incapacidad que muestran los alumnos de asimilar y usar adecuadamente estos contenidos;

5) la falta de interés y gusto por ellos.

Es posible, también, descubrir algunas consecuencias indeseables de este estado de cosas, como por ejemplo:

a) el elevado porcentaje de pérdida respecto de los conocimientos supuestamente adquiridos;

b) la falta de sentido crítico ante la presencia de expresiones orales, escritas o visuales;

c) la ausencia de un pensamiento personal e independiente.

Todo ello nos conduce a la triste conclusión de que hemos estado ofreciendo al alumno una serie de conocimientos que no confluyen, de ningún modo, en una verdadera formación. Preguntarnos por las razones de estos resultados se comenzar a revertirlos, siempre que la pregunta se proponga de manera adecuada  y se busque la respuesta que permita una verdadera solución del problema.

Conocer es, en principio: abarcar, distinguir, separar, relacionar y aplicar. Conocemos cuando captamos una totalidad como tal, podemos verla en su conjunto y en sus partes, la acotamos y delimitamos respecto de otras totalidades, al mismo tiempo que encontramos los diferentes lazos que la unen con ellas y somos capaces de utilizar esta captación para otros casos en los que se cumplen caracteres que hemos descubierto en el o los objetos de nuestro conocimiento anterior.

No pretendo realizar aquí una exposición sobre el pensamiento humano. Sólo intento mostrar que el conocimiento intelectual no se adquiere por materias, por temas, ni mucho menos por asignaturas. La aventura del conocer se debe desarrollar en el alumno como experiencia viva, no como pasiva asimilación de lo que otros "dictan".

Se habla mucho, en la actualidad, demasiado para mi gusto, de interdisciplina e interdisciplinario. Y se habla mal. Muchos entienden interdisciplina como una disciplina más. Esta nueva provincia curricular se compondría, al parecer, de los temas u objetos comunes a las diversas "materias' particulares, cosa que no es muy fácil de ver; y ni hablemos de realizar. Ponerse a buscar los objetos comunes a la matemática, la geografía, la biología y la literatura es, lisa y llanamente, organizar un cambalache, cuyo resultado es una prendería.

Lo interdisciplinario no está en los temas, sino en la actitud. No depende de la materia sino del método. No se estructura por objetos sino por objetivos. En definitiva, es seguir el modo de actuar del pensamiento y ayudarlo a que conozca según sus propios carriles. Lo otro es encorsetarlo de manera tal que se lo asfixia en lugar de ayudarlo a vivir mejor su propia vida.

Lo único que, en algún sentido, tenemos que "enseñar" a nuestros alumnos, es a aprender. Y por lo común es lo que les impedimos hacer.

¿Cómo aprenderá geometría el joven que sólo puede memorizar teoremas cuya razón, sentido y conexión no entiende? Si "cartesiano" es un adjetivo del que no sabe siquiera por qué se relaciona con Descartes que, a su vez, es sólo un apellido sin ubicación ni historia, la carga mnemónica que provocamos en su mente hará que estos datos se vayan a pique como un barco con un rumbo en el casco.

El alumno debe descubrir el objeto de conocimiento. Y lo debe descubrir en su realidad viva y actuante para, luego, poder conectarlo con otras realidades que irá incorporando sucesivamente a su bagaje mental.

¿Qué es más fructífero: el desarrollo formalmente exacto del teorema de Tales, o el descubrimiento de que, para medir objetos que no tengo a mi alcance inmediato, me puedo servir de las homologías de triángulos? 

La memoria intelectual no es sólo mecánica, sino también razonante. Este "pequeño" olvido genera muchas de las grandes falencias de nuestra escuela.

El pensamiento es interdisciplinario o, mejor, codisciplinar, porque no hay una disciplina intermedia respecto de todas las demás, sino una manera de pensar que engarza las formas de las diversas disciplinas las unas con las otras. El resultado de la codisciplina del pensamiento es la formación intelectual en su más propio y riguroso sentido. Para ello no hay recetas fijas. Como no las hay para ninguna actividad que exija la inserción efectiva en la realidad. No se puede llamar conocimiento a la memorización de la estructura molecular y atómica de la materia si luego no se sabe por qué una gota de tinta arrojada en un vaso colorea todo el líquido.

En definitiva, sólo se forma intelectualmente al alumno cuando se le enseña a pensar por sí mismo. Y sólo pensará por sí mismo cuando elabore una verdadera cosmovisión y sepa enfrentarse intelectualmente a la realidad. En esto consiste la interdisciplina.

Tomado de: Valero García,  José María.(1989). La escuela que yo quiero. Buenos Aires: Gram Editora.


Comentarios

  1. Hola Alfredo, muy bueno el texto. Una corrección menor: papá nació en 1934 y falleció en 1996. Ya hace 26 años, lamentablemente. Espectacular el retrato, nunca lo había visto.

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  2. Querido Martín un enorme abrazo y esto no es más que el homenaje al excelente recuerdo de lo que nos dio tu padre.
    Cordialmente Alfredo.

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