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La lógica y los niños

  Por  Alfredo Raúl Palacios (*) Ya casi no dudamos, por tantas veces escuchado o leído, que uno de los objetivos del estudio de la matemática es "entrenar" a los niños en el pensamiento lógico. Sin embargo, a la luz de los resultados podemos ver su escaso cumplimiento. Para el punto de vista de la enseñanza tradicional, este objetivo debía cumplirse a través del estudio de las demostraciones lógicas de teoremas, por lo general geométricos, y de los cuales el alumno recibía modelos ya desarrollados. Esta tarea se reservaba para la enseñanza secundaria y mientras tanto, la mente del niño, considerada como un instrumento, primero se afilaba para luego ser utilizada. Por otra parte, el énfasis puesto en el estudio de los mecanismos de cálculo terminaba ahogando la capacidad crítica y la potencia creadora. Este enfoque permite hacer dos observaciones importantes. 1) la enseñanza tradicional de la matemática no tenía como objetivo el aprendizaje de la lógica a través de la acción....

Comenio dijo:

Juan Amos Comenio (1592-1670)

 ¿Cuáles son las causas que han paralizado la enseñanza hasta el presente, retardando su progreso a punto tal que la mayoría de los alumnos, hasta quienes pasaron en la escuela muchos años, no llegan a destacarse en el conocimiento profundo de las ciencias y las artes, sino  que permanecen detenidos oscuramente en el umbral que da acceso a ellas? Estos son los verdaderos motivos de semejante situación.

Primero: No se fijaron objetivos a la enseñanza. ¿Hacia dónde debía guiarse a los alumnos a largo del año, de cada mes, de cada día? Como nadie lo sabia, reinaba la más absoluta confusión.

Segundo: No se trazaron los caminos para llegar a un fin, con seguridad y sin errar.

Tercero:  Lar diferentes asignaturas se enseñaban separadamente, sin tener en cuenta los vínculos naturales que las unen. De esta manera los niños aprendían primero a leer y, algunos meses más tarde, a escribir. En la escuela latina debían librar verdaderas batallas con las palabras, durante años consagrados a los estudios gramaticales(... ). Además, concurrían sólo a aprender porque no se enseñaba. Estas disciplinas, leer, escribir, aprender, enseñar, hubieran debido desarrollarse en estrecha vinculación, de la misma manera que para correr se levantan y bajan los pies en forma alternada; para conversar, se escucha y responde; para jugar a la pelota, se la lanza y se la recibe.

Cuarto: Las ciencias y las artes se presentaban fragmentadas, en lugar de hacerlo de manera global. El conocimiento se ofrecía a los alumnos como un cúmulo de cosas heterogéneas, desvinculadas entre sí. Cada alumno tomaba de ese conjunto algo al azar, razón por la cual no podía adquirir una instrucción general básica.

De "Didáctica Magna"

I.  Envía a los niños a las clases públicas durante un lapso no muy largo, digamos unas cuatro horas, y deja un tiempo similar para que estudie por su cuenta.

II.  Recarga al mínimo la memoria, quiero decir que recurras a ella sólo para cosas fundamentales, abandona el resto a la ejercitación libre.

III.  Gradúa la enseñanza de acuerdo con la capacidad de los alumnos, que se desarrolla por su cuenta con la edad y las adquisiciones escolares.

De "Didáctica Magna"

No inicies la enseñanza de algo sin excitar previamente el interés del alumno.

Ofrece siempre algo que sea a la vez útil y agradable; los espíritus quedaran así bien predispuestos y los alumnos acudirán con avidez dispuestos a prestar atención.

Se contraría la naturaleza de la inteligencia siempre que se obliga al alumno a cumplir una tarea que está por encima de su edad y de sus fuerzas y cuando se le ordena aprender de memoria cosas que no han sido explicadas con claridad ni comprendidas.

De "Didáctica Magna"

Los tres principios fundamentales de su didáctica:

1.  Proceder por etapas.

2.  Examinar las cosas por sí mismo, sin abdicar frente a la autoridad superior.

3.  Actuar por sí mismo (autopraxia). Esto exige que todo aquello que deba ser presentado al intelecto, la memoria, la lengua y la mano, los alumnos lo busquen, lo descubran, lo discutan, lo objetiven, lo repitan sin pausa, mediante el propio esfuerzo, quedando para los maestros sólo la supervisión de que se realice lo que corresponda hacer  y cómo deba hacerse.

Citado por P. Bovet en "Jean Amos Comenius, un patriote cosmopolite"

Llenar la cabeza de los alumnos con el contenido de una gran masa de libros y una enorme cantidad de conocimientos resulta estéril. Nadie ignora que un trozo de pan y un vaso de vino son más nutritivos que un saco de paja y una vasija de mala bebida. Séneca ha dicho que los conocimientos deben sembrarse como las simientes: pocos, pero fecundos. Lo que ya habíamos afirmado queda en pie: el hombre es un microcosmos, todo esta en él . Basta acercarle un poco de luz para  que lo advierta al instante.

De "Didáctica Magna"

Se ha dicho, con razón, que nada es más obvio que el estudio y el conocimiento de las cosas inútiles; sabio es quien conoce cosas útiles, no el que sabe mucho. Sería posible orientar los trabajos escolares hacia las  cosas útiles y se  ahorraría mucho tiempo en el conocimiento de las diversas  asignaturas, si se  evitara la enseñanza de las cosas inútiles, las cosas raras  y los detalles insignificantes.

De "Didáctica Magna"

El ser humano es naturalmente activo, ama el movimiento y sólo necesita que se lo  dirija con prudencia.  Ahora bien, si el espíritu está ocupado permanentemente en ejercer su capacidad reflexiva  sobre un objeto particular mientras la voluntad toma las decisiones, su consecuencia necesaria es la ejecución de las  la resoluciones así decididas.

No se necesitan impulsos externos, porque cada ser cuenta con los suyos propios. Se necesita una dirección para que el  instinto ciego no nos lleve muy lejos.  A esto tienden  las tres directivas siguientes:

I.    Los niños deben aprender desde muy temprana edad a moverse y actuar para adquirir la agilidad que, una vez conseguida, no se pierde fácilmente. Se les debe permitir que jueguen, corran y no permanezcan inactivos, siempre que no realicen algo inconveniente.

II.   Deben aprender a hacer seriamente, con celo y sin vacilar, todo lo que ejecutan.

III.  Y todo ello con una meta determinada, por algo bueno o para divertirse, para merecer un elogio o alcanzar una victoria.

De "La pampaedia", cuarta parte de la "Consulta general sobre la reforma de los asuntos humanos"


(...) Se llegará a transformar cada escuela en un establecimiento público donde los alumnos aprendan a vivir sanamente; que tenga un terreno de juegos para habituarse a la actividad y ejercitar la vivacidad tan necesarias a lo largo de la vida. Que sea un faro que ilumine cada espíritu con la luz de la ciencia; una tribuna, para  instruir a todos en el uso del idioma;  un laboratorio, para evitar que nadie viva en ella –y más tarde en la vida– como los grillos en los prados cantando inútilmente, sino como las hormigas, trabajando; en talleres de la virtud, donde se perfeccionarán los ciudadanos; en una imagen de la vida cívica, para aprender tanto a obedecer como a mandar, y se acostumbrarán, así, desde la infancia, a dominar las cosas, a gobernarse a sí mismos y a gobernar a su prójimo, si un día son llamados por el destino a gobernar a los hombres (...) .

De "La pampaedia"

No sería difícil hacer de toda la vida una escuela. Se necesitaría para ello realizar en cada uno de los estadios de la existencia aquello para lo que se es apto; durante su curso se encontraría siempre que aprender, qué hacer, que ensayar (...) . 
Si a cada parte del día y del año corresponden divisiones vinculadas con determinados trabajos, de la misma manera la niñez puede ser comparada con la mañana y la primavera, el mediodía y el verano; la edad viril, con la tarde y el otoño; la vejez, con el anochecer y el invierno.

Así como la naturaleza no cesa de trabajar, jamás descansa, pues tanto se ocupa de sus asuntos en primavera como en verano, en otoño como en el invierno, toda nuestra vida, si está bien organizada, puede y debe estar ocupada en todo momento y regocijarse con ello.

Las épocas de la vida humana –que nos han sido dadas para formar el cuerpo, el espíritu y el alma– corresponden a siete edades: la de la concepción y la gestación, la de del nacimiento y la primera infancia, la de la niñez, la de la adolescencia, la de la  juventud, la de la edad viril y la de la vejez.  La solución ideal sería instituir siete escuelas que sirvieran al perfeccionamiento progresivo del hombre. Serían éstas: 

1.  La escuela del nacimiento, que se asemeja al comienzo del año, durante  el mes de enero.

2.   La escuela de la primera infancia, que se correspondería con los meses de febrero y marzo, cuando los árboles comienzan a brotar (en el hemisferio norte).

3.  La escuela de la niñez, similar al mes de abril que cubre las plantas de flores. 

4.  La escueta de la adolescencia, comparable al mes de mayo, cuando los frutos se forman.

5.  La escuela de la juventud, parecida al mes de junio cuando comienzan a madurar los frutos y se sazonan los que son precoces.

6.  La escuela de de la edad viril, julio, agosto, setiembre, octubre y noviembre, época de la recolección de los frutos de  toda clase.

7.  La escuela de la vejez,  que  como el mes de diciembre pone término a un largo período. 

¿Dónde se ubicarían estas escuelas? La primera, en todo lugar donde los hombres nacen; la segunda, en cada casa; la tercera, en cada pueblo; la cuarta, en cada provincia; la quinta, en cada Estado; la sexta, en el mundo entero, y la séptima, donde se encuentren los hombres más calificados para vivir.

 Las dos primeras pueden denominarse escuelas particulares, porque la responsabilidad incumbe a los padres; las tres  escuelas medias podrían llamarse escuelas públicas, porque se encontrarían bajo la supervisión de las autoridades; finalmente las dos últimas serían escuelas personales, pues a esa edad cada uno habrá sido el artesano de su fortuna y no dependerá más que de Dios y de sí mismo.

De "La pampaedia", del capítulo V, denominado Panscolia (escuelas en todas partes).


Juan Amos COMΕΝΙΟ (1592-1670)

Sacerdote y pedagogo cuya obra especializada lo ubica entre los  más grandes precursores de la reforma de  la enseñanza.
Había nacido en  Nivnitz, Bohemia (actual Checoslovaquia), estudió en las Universidades de Herborn y Heidelberg (Alemania) y desempeñó cargos eclesiásticos y docentes en su tierra natal, Polonia, Suiza y Holanda, donde falleció.

Comenius, en español Comenio, es la forma latinizada del apellido paterno Komensky.

Obras

"Laberinto del mundo y el paraíso del alma"(1623), "Método para el estudio de los idiomas"(1631), "Didáctica Magna" (1638), "El mundo visible o panorama del mundo" (1658), etc.

Advertencia

Los pensamientos transcriptos de Comenio figuran en el libro "Jean Amos Comenius". 1592-1670 Pages Choisies. Introducción de Jean Piaget. Unesco, Paris, 1957.

Bibliografía complementaria.

"Historia del pensamiento pedagógico", de Frederick Mayer. Kapelusz, Buenos Aires, 1967.

"Historia de la Pedagogía", de Rene Hubert. Kapelusz, Buenos Aires, 1952. 

"Historia de la Pedagogía", de W. Hailmar. La España Moderna, Madrid, s/f.

Dra. Selva E. Ucha

Tomado de: LIMEN. Revista de Orientación Didáctica. Año X11- №44 - Marzo de 1974. Director: Jorge Kapelusz. Editorial KAPELUSZ. Buenos Aires. ARGENTINA.


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