Recuerdos de charlas de café con Jaime Barylko

Por Alfredo R. Palacios

A mi me gusta pensar, me divierte, me hace sentir que vivo y que vivo para algo.

UD. dirá:

 A usted le es fácil, porque tuvo la suerte de estudiar…

Lo interrumpo:

 Primero no tuve ninguna suerte. Elegí y me esforcé. Segundo, no se equivoque. No confunda pensamiento con inteligencia, con cultura. Inteligencia es una fuerza interior, genética, que hay que desplegar, una herramienta para conocer el mundo y adaptarse a él, y viceversa. Eso nos procura cultura, ciencia, técnica, civilización. Pensar es un acto que uno puede ejercer sin grandes estudios previos ni títulos. Pensar es como caminar; hay que practicarlo. Es plantearse los temas de la vida diaria y sus problemas, y los valores que quiero, que puedo, que debo, que me es bueno y que me es malo. Y eso puede practicarlo todo el mundo. Es lo más democrático que tenemos.

Todos estamos dotados para esta tarea, porque independientemente de estudios realizados, la inteligencia y el razonamiento están en cada uno, como las arterias, la sangre y la piel. Hay que usarlas.

Mucha gente, la amplia mayoría, dispone de una buena inteligencia, pero no la ejerce. Requiere ejercicio, de práctica o se entumece.

  ¿Por qué no nos enseña a pensar? Me dijeron los padres de un colegio a quienes les hablaba de ese tema.

  No, no se puede enseñar a pensar repliqué; pero lo que se puede hacer es estimular el pensamiento, dejarlo fluir; cuando tu hijo o tu alumno de pronto se sale del libreto establecido y dice alguna idea propia o una fantasía, ahí es donde hay que estar alerta para prestarle atención y motivarlo.

Pero la sociedad y la escuela, a menudo lejos de motivar eso que es la diferencia, la reprime, la anula… Y después dicen que hay que enseñar a pensar.

No, no hay que enseñar, hay que dejar pensar, provocar el pensamiento, aceptar al que pronuncia ideas extrañas a las establecidas en los manuales. Hay que educar para pensar, que es educar para no repetir, por más que todos digan lo mismo. Si todos dicen algo atinado es bueno, y si no es verdadero hay que atreverse a decir que es falso. 

Jaime Barylko (1936 - 2002). Licenciado en Letras y en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. Doctor en Filosofía  por la Universidad Nacional de La Plata. Escritor, ensayista y pedagogo argentino.

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